Soy maestra de primaria desde hace treinta y dos años y, a lo largo de este tiempo, los aciertos y errores, la relación con alumnos, padres y compañeros y la experiencia adquirida me han sido y son de gran utilidad para facilitar mi tarea cotidiana. Me considero afortunada porque en ningún momento he perdido la ilusión en mi trabajo, el cual considero un privilegio porque me permite relacionarme y aportar algo a las siguientes generaciones. Me parece que el secreto reside en mirar con amplitud desde diferentes lugares y estar actualizado en el contexto y con la edad que se posee en cada momento.
A mi tarea docente he adaptado todas las metodologías y estrategias que resonaban en mi interior, independientemente de su procedencia, y no he temido ponerlas en práctica. En este mundo tan cambiante, urge adaptarse a lo nuevo sin perder nuestro objetivo principal, evitando pérdidas de
energía innecesarias.
Generalmente, padres y maestros esperamos mucho los unos de los otros, a veces creemos que lo hacemos mejor que el otro y ello conlleva una gran pérdida de energía y debilita al sistema. Desde la Pedagogía Sistémica se nos invita a cambiar la mirada, a ver más allá de las apariencias y a estar cada cual en su lugar para poder educar. Es una pedagogía de inclusión del otro, de darle un lugar en nuestro corazón. Crea puentes entre as familias y la escuela y aprovecha la fuente de la fuerza que nos impulsa a la vida que no es otra que nuestros orígenes. >>
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Referencia:
VALLE MOLINA, J. Mª DEL.
Pedagogía sistémica. Todo depende del color del cristal con que se mira.
En: COMPARTIM: Revista de Formació del Professorat. Nº 4. (Ejemplar dedicado a: Convivencia escolar) [Fecha de consulta: 29/01/2015]
<http://cefire.edu.gva.es/sfp/revistacompartim/arts4/18_au_pedagogia_sistemica.pdf>